jueves, 1 de diciembre de 2011

Mariella Devia triunfa en Marsella

ÓPERA DE MARSEILLE
27/ XI/ 2011
Roberto Devereux (versión concierto)
Dir. Alain Guingal
Orquesta y Coro de la Ópera de Marsella


Mariella Devia
Hablar de Mariella Devia son palabras grandes. La intérprete italiana ha logrado ser una de las mejores voces belcantistas de los últimos tiempos, con una técnica limpia, perfecta y un instrumento que, a sus 63 años, se mantiene inerte al paso del tiempo y es capaz de realizar las virguerías más inimaginables . Así lo ha demostrado durante las cuatro funciones que ha realizado en la Ópera de Marsella con su debutante Roberto Devereux, con el que cierra la Trilogía Tudor de Donizetti, que es, a la vez y oficialmente, el último título que estrenará la de Chiusavecchia (aunque posteriormente me comentó que estaba pensando si hacer o no Norma).

Pero la cuestión es que Devia estuvo soberbia tanto en línea como en color, haciendo alarde de una coloratura de infarto y el uso de un impactante y nítido sobreagudo, marca inconfundible de la casa. Su intervención fue brillante de principio a fin, llegando a sus máximas en la famosa aria Vivi ingrato y el consecuente y apoteósico Quel sangue versato final. Y es que esta señora no da su brazo a torcer y, a lo largo de su trayectoria, ha sabido elegir unos roles, de entre los que destacan Amenaide, Lucrezia Borgia, Constanze o Maria Estuarda, que la han llevado a las cimas más altas del éxito.

El elenco de artistas saludando al final de la función
Compartiendo reparto con ella estuvo Béatrice Uria-Monzon, a quien vimos este verano en Barcelona cantando a Carmen junto a Fabio Armiliato y María Bayo. La mezzo franco-española se hizo perfectamente con el rol y asumió con gran belleza algunos de los complicados pasajes que exige Sara.

El reputado tenor Stefano Secco, con una técnica flamante y una tesitura de escándalo que, en más de una ocasión, levantó la ovación del público, se convirtió en un Roberto Devereux excepcional y digno de figurar en los anales de la historia de la ópera. 

Por su parte, el barítono Fabio Maria Capitanucci dotó al Duc de Nottingham de una sensibilidad y una potencia difíciles de encontrar en las recientes interpretaciones del rol, que cautivó a todos los ahí presentes. 

Ya en menor medida, el tenor Julien Dran defendió dignamente el papel de Lord Cecil y Jean-Marie Delpas fue un correcto Sir Gualtiero Raleigh. 

La dirección estuvo apasionantemente llevada a cabo por Alain Guingal, quien se puso al frente de la implacable Orquesta y Coro de la Ópera de Marsella, y no dudó en dotar de vigor los compases con mayor tensión de la obra.

martes, 22 de noviembre de 2011

Cuando Nancy conoció a Victoria

TEATRE AUDITORI DE SANT CUGAT
20 / XI / 2011
Recital Nancy Fabiola Herrera (mezzosoprano)
Piano. Mac McClure
Obras de Gerhard, Mompou, Ortega, Falla, Llorca y Montsalvatge

El domingo, la gran mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera ofreció un recital en el Auditori Victòria dels Àngels de Sant Cugat del Vallès en el que fue el arranque de su nueva gira, Lucero nuestro, que la tendrá ocupada gran parte de 2012 por los principales teatros españoles. Acompañada al piano por el americano Mac McClure, la canaria interpretó un repertorio muy intenso, aunque no excesivamente complejo, formado por piezas de Gerhard, Mompou, Ortega, Falla, Llorca y Montsalvatge

La elección de este programa responde a la voluntad de ser un homenaje a la ilustre Victoria de los Ángeles, cuya carrera se centró mucho en recitales formados por canciones para concierto. En la misma línea, Lucero nuestro hace alusión al hijo con síndrome de down de Victoria, al que llamaba “Lucero mío”. 

El debut de Nancy Fabiola en Sant Cugat fue, como era de esperar, brillante y agradable. Capaz de seducir tanto a París con su Giulietta como a Nueva York con su Maddalena o a Tokio con Carmen, la solista resplandeció ejecutando las interesantes Tonades de Robert Gerhard, que recientemente acaba de grabar, y que fueron por primera vez interpretadas en este concierto inaugural. No menos merecedora de mención es The dark side, una especie de pieza de musical del alicantino Ricardo Llorca, en la que la mezzo canaria hizo rienda suelta de sus dotes interpretativos o las ya casi legendarias Cinco canciones negras de Montsalvatge, que abordó con la sensibilidad y la picardía que requieren. En este sentido, Nancy Fabiola Herrera ofreció dos bis, el primero de los cuales, Nana, fue, tal y como explicó, una supuesta sexta Canción negra que el editor no dejó introducir a Montsalvatge en la publicación de la obra, y que es de gran riqueza musical (incluso me atrevería a sugerir que posee mayores características que Canción de cuna para dormir a un negrito) y, en último lugar, cantó un espiritual negro en el que la intérprete sacó todo el potencial de su voz. Y es que, precisamente, voz no le falta, aunque no se dejó ver demasiado con la elección del programa que, aunque de gran belleza, es eminentemente plano y monótono. Pero hay que ser justos y apreciar las cualidades sensitivas del repertorio, la perfección de su cantante, una de las figuras más reveladoras de su generación, y el homenaje a De los Ángeles, quien estuvo presente mediante un pañuelo de Victoria que su hijo Álex regaló a Nancy ese mismo día.  

lunes, 21 de noviembre de 2011

Le Grand Macabre arrolla en el Liceu

GRAN TEATRE DEL LICEU
19 / XI / 2011
Dir. musical. Michael Boder
Dir. escena. Àlex Ollé (La Fura dels Baus) y Valentina Carrasco
Orquestra Simfònica i Cor del Gran Teatre del Liceu
Varios solistas


Ning Liang durante el primer acto
Cuando uno se enfrenta a una ópera como Le Grand Macabre, debe tener en cuenta distintos aspectos previos. Primeramente, no va a encontrarse ante una eclosión belcantista de voces, escalas trepidantes y apasionados duetos. En segundo lugar, posiblemente el decorado y la puesta en escena violente y tenga momentos explícitos de sexo y degradación. Por eso mismo, debemos saber a lo que vamos.

Estamos ante una obra moderna, estrenada en 1978 y revisada en 1997, que explora nuevos ritmos, texturas y formas de hacer música. De hecho, György Ligeti, uno de los más grandes compositores del siglo XX, logró con esta partitura, su única ópera o, tal y como él lo definió, "anti-anti-ópera", renovar el género y darle una vertiente más actualizada, afín con el imperante Pop Art del momento.

Por su parte, el libretto, que retrata unos personajes que esperan el fin del mundo y que, cuando creen que han muerto, resulta que todo era una patraña y todos viven y cantan a la vida, responde a un estado de confusión que, contrariamente a lo que parece es, en definitiva, un canto a la vida y a la esperanza. Esa esperanza que el viejo continente perdió después de tantas guerras y dictaduras.

Pero no tenemos mejor ejemplo para entender el conjunto de lo que es Le Grand Macabre que observar la obra pictórica de El Bosco o Brueghel el Viejo. ¿Qué banda sonora le pondríais? ¿Mozart o Rossini, quizás Bach o Schubert? No. Probablemente los sonidos más desgarrados, mezclados con bocinas, vientos disonantes y contrastes rítmicos sea lo más ajustado. 

Moraleda y Puche cantan desde el interior del gran decorado
El Gran Teatre del Liceu estrenó el sábado esta ópera en España con una impresionante producción de La Fura dels Baus, que ha sabido interpretar a la perfección el significado de la obra de Ligeti. Un coloso de 7 metros de altura, 15 de ancho y 7 toneladas, Claudia, que se abre, cierra y gira sobre sí mismo 360º, llenó el escenario durante toda la función, sirviendo de elemento central y fundamental para el desarrollo de la obra. Aparte, una fabulosa tecnología visual, con proyecciones sobre la gran figura, y videomontajes, ha hecho de este uno de los éxitos más reveladores de la famosa compañía catalana. Aunque, como era de esperar, al final de la ópera recibió tanto aplausos como algún que otro abucheo procedente de las partes más altas del coliseo. 

En cuanto a los cantantes y la orquesta, la tónica general fue sobresaliente y todos salieron airosos de la extrema dificultad que encierra esta partitura. El maestro Boder estuvo radiante y milimétrico, demostrando, una vez más, un gran manejo de tan complicado repertorio.  Por su parte, destacaron, sin lugar a dudas, las intervenciones de la soprano Barbara Hannigan, la mezzo Ning Liang, el contratenor Brian Asawa y el veterano Chris Merritt. También hay que hacer mención a las dos voces catalanas del montaje, Inés Moraleda y Ana Puche, que interpretaron a los amantes Amando y Amanda. Todos ellos vibraron en una escenografía viva y dinámica, enfundados en un vestuario entre lo freak y lo kitsch, con guiños a Madonna, Michael Jackson y a los Mossos d'Esquadra. Una maravilla que, por fin, ha llegado a nuestro país en un envoltorio insuperable. 

jueves, 17 de noviembre de 2011

Disputada Fase Autonómica del Certamen Intercentros

Ayer tuvo lugar la Fase Autonómica de Cataluña del Certamen Nacional "Intercentros Melómano", que organiza la Fundación Orfeo, y de la que fui miembro del jurado. 

El concurso tuvo lugar en el Conservatorio del Liceo de Barcelona y, aunque debía empezar a las 10:30, se demoró hasta las 11. Duró hasta las 19 h. En el tribunal compartí mesa con el famoso crítico Jorge de Persia y el reputado compositor y antiguo profesor del Conservatorio David Padrós, ambos distinguidas personalidades dentro del mundo de la música. 

En cuanto a los intérpretes, que eran de Grado Profesional, había desde clarinetistas y guitarristas hasta cantantes, trompetas, trombones y flautas. Es extraño, sin embargo, la presencia de solo un pianista o la ausencia de violinista alguno.

En cuanto a los jóvenes, procedían de los Conservatorios del Liceu, Tortosa, Tarragona, Badalona, Igualada, Terrassa y Vila-seca. La final estuvo muy disputada y, personalmente, tuve serias dudas entre cinco o seis posibles ganadores, ya que el nivel general fue altísimo. No obstante, hubo que tomar una decisión, que llevó al triunfo del guitarrista tortosino Ferràn Talarn. El segundo lugar fue para el oboe de Montserrat Piqué, de Tarragona, y, por último, el clarinetista Manuel Rives del Conservatorio de Badalona se hizo con el tercer premio. 

Los tres vencedores de la jornada obtienen un premio consistente en una gira de conciertos por distintos conservatorios, mientras de Ferràn Talarn pasa a la Fase Final del certamen el próximo 8 de diciembre en Madrid, en la que un total de 17 participantes representarán a su comunidad autónoma de procedencia optando, el vencedor, a importantes contratos por toda la geografía española. 

¡Mucha suerte!

lunes, 14 de noviembre de 2011

La Seo de Barcelona recupera su legado

CATEDRAL DE BARCELONA (Capilla del Cristo de Lepanto)
12 / XI / 2011
Dir. David Malet
Cor de Cambra Francesc Valls
Obras de: Joan Pau Pujol, Marcià Albareda, Joan Barter y Francesc Valls


Pocas cosas despiertan más mi interés musical que el reestreno de obras que, por el motivo que sea, se han perdido en el tiempo hasta que algún curioso ha decidido encontrarlas, sacarles el polvo y devolverles la vida. Ahora eso está muy de moda, y está bien, pero no solo las grandes figuras internacionales están desarrollando una concienzuda actividad en este ámbito, también conjuntos más pequeños, aunque no por ello de menor calidad, llevan a cabo una interesantísima labor de recuperación de repertorio. Muestra de ello es el Cor de Cambra Francesc Valls, al que pude ver el sábado en la Catedral de Barcelona.

El Cor en un anterior concierto en la Catedral barcelonesa
El programa lo formaron cuatro grandes maestros de capilla de la Catedral de Barcelona: Joan Pau Pujol (1570-1626), Marcià Albareda (?-1673), Joan Barter (1650-1706) y Francesc Valls (1671-1747). Contemporáneos de Monteverdi, Schütz, Purcell o Bach, dejaron un legado primordial para entender la producción musical catalana del siglo XVII y, aunque su música no aporte demasiado a lo ya escrito por sus contemporáneos europeos, es notable la lucidez, la profundidad y el refinado gusto que se respira en ella.

Para ser más precisos, sonaron la Misa pro defunctis a 4 voces de Joan Pau Pujol, las motetes Ave Maria, Veni sponsa Christi y Nous autem gloriari de Marcià Albareda, la Misa a 6 voces y bajo continuo de Joan Barter y las motetes Qui manducat meam carnem y O vos omnes y el salmo Beatus vir de Francesc Valls, el más sobresaliente de todos ellos.

El Cor de Cambra Francesc Valls, conjunto vocal de la Catedral, dirigido por David Malet y acompañado en algunos números por bajón, arpa doble y órgano positivo, abordó el programa con gran sentido historicista y una luminosidad que llenó, con calidez, la fabulosa Capilla del Cristo de Lepanto del templo. Destacaron ampliamente los bajos del conjunto, así como las sopranos, que dieron un amplio sentido a las líneas de este primer Barroco, logrando un cualitativo resultado que ya vaticinaba el más que repleto recinto. 

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Oesmann y Barrera, Barrera y Oesmann

L'AUDITORI
8 / noviembre / 2011
Dir: Pablo González
OBC
Solistas: Frauke Oesmann y Magdalena Barrera

Mozart fue un revolucionario de primera línea, por ello no debería sorprendernos encontrarlo compartiendo programa con autores tan innovadores como Edgard Varèse o Luciano Berio. Sin embargo, sorprende, porque para nosotros Mozart no se enmarca dentro de una vanguardia, sino que responde a uno de los máximos representantes de la "música clásica", "música culta" o como quieran llamarle.
La flautista Frauke Oesmann
Recordando unas palabras que me dijo recientemente un amigo compositor, la "música clásica" y la "música contemporánea" (y lo pongo entre comillas porque no voy a entrar ahora a debatir nomenclaturas) deben interpretarse juntas, con total naturalidad, y sin separación alguna.

Por eso, ayer fui a L'Auditori y me encontré con un programa que empezaba por Varèse, seguía con Mozart, después venía Berio, pasamos por Montsalvatge y retornamos Mozart. Esto es la música, queridos amigos, y todo es música, le pese a quien le pese.

De Varèse sonó su obra Intégrales, en una revisión de Chou Wen-Chung. Esta composición carece de línea melódica y tema principal. Escrita para orquesta de viento y percusión, su objetivo es lanzar sonidos, proyectarlos, para que podamos impregnarnos de la riqueza del instrumento y su potencial. El conjunto de la OBC estuvo formidable, y me llamó la atención ver a Pablo González, a quien relaciono más con autores del XIX, dirigiendo este repertorio tan arriesgado.

A continuación, Concierto para flauta, arpa y orquesta en Do mayor, KV 299 (297c) de Mozart captó toda la atención de la noche. Las solistas fueron las de flauta y arpa de la Orquesta. Frauke Oesmann y Magdalena Barrera, respectivamente. Solo tengo halagos para ellas. La ejecución fue sublime, coordinada, cómplice y delicada. Oesmann hizo gala de una fina técnica y Barrera hizo que el arpa sonase y actuase como instrumento solista. No es la primera vez que veo este concierto y la verdad es que el frágil sonido del arpa suele quedar absorbido por la orquesta y la flauta. Anoche esto no ocurrió. Barrera estuvo sobresaliente y elegante, a la altura sonora de su compañera. Por su parte, González modeló al conjunto con una gracilidad enternecedora.

OBC
El segundo bloque consistió en la Sequenza I para flauta de Luciano Berio. Una obra para flauta sola que supone todo un reto virtuosístico para el músico. El sonido baila, explorando todos los rincones del instrumento en un festival brillante. Oesmann entendió perfectamente el significado de la obra y así lo plasmó en su nítida interpretación. Le siguió Barrera con las Variaciones sobre un tema anónimo para arpa de Montsalvatge, que bordó la belleza de esta composición de madurez del autor.

En último lugar pudimos escuchar la Sinfonía núm. 41 en Do mayor, KV 551 "Júpiter" de Mozart que, pese a la frialdad y ausencia de brillo con la que se interpretaron los dos movimientos centrales (Andante cantabile y Menuetto: Allegretto), revivió en el Molto allegro final para dejar un buen sabor de boca a los que asistimos a la cita.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Soberbia Pires

L'AUDITORI
Temporada Ibercamera
3 / noviembre / 2011
Royal Philharmonic Orchestra
Director: Pinchas Zukerman
Solistas: Maria Joao Pires y Pinchas Zukerman

Maria Joao Pires no solo lleva 60 años triunfando por el mundo, sino que tiene la capacidad de llenar una sala desde la primera hasta la última fila. Ayer pude ser testigo de ello en la inauguración de la 28ª Temporada Ibercamera, con un más que abarrotado L'Auditori que se rindió a los pies de la virtuosa pianista lisboeta. 

Maria Joao Pires
El repertorio fue muy interesante, ya que alternó una pieza de cámara con una sinfonía y un concierto para piano. Formas musicales difíciles de ver juntas en los conciertos programados en auditorios de primer circuito. El tema en torno al que giraba, el clasicismo vienés.

En primer lugar sonó la Sonata para violín y piano núm. 1, en Re Mayor, op. 12/1 de Beethoven, que unió por primera vez en un escenario a Pires y al violinista y director Pinchas Zukerman en lo que fue una impresionante e histórica conjugación de matices, técnica y expresividad. Ambos son grandes conocedores de la obra beethoveniana, así como reputados intérpretes de música de cámara, por lo que el éxito estaba prácticamente asegurado.

Pinchas Zukerman
Pero la principal atención de la cita recaía en el segundo número de la noche, el Concierto para piano y orquesta núm. 27, en Si bemol Mayor de Mozart, que recoge algunas de las páginas más bellas de la última etapa del autor. Joao Pires, cuya integral de los conciertos para piano de Mozart es referencial, estuvo impecable y precisa. La solista, que recibió diez minutos de aplausos, tiene el especial don de hacer que sus grabaciones suenen exactamente con la misma precisión que sus directos, convirtiendo el sonido en algo propio que transmite con una sensibilidad y una humildad sobrecogedoras. Quizás por eso es la pianista más admirada de nuestra era. En cuanto a la orquesta, la célebre Royal Philharmonic inglesa, estuvo impoluta, intensa y dialogante con el piano, tal y como debe ser, bajo la batuta de Zukerman.

Tras el intermedio, la formación británica ofreció una segunda parte formada por la Séptima de Beethoven. Un espectáculo de pirotecnia absoluto que iluminó en los movimientos rápidos, en especial el final Allegro con brio, y emocionó con el fabuloso Allegretto, despertando una sincera ovación por parte del público. De regalo, pudimos escuchar Las criaturas de Prometeo, también del genio de Bonn.

¡Felicidades a Ibercamera por su nueva temporada y mucha suerte!

miércoles, 26 de octubre de 2011

De Buniatishvili a Katia

L'AUDITORI
20 / octubre / 2011
Recital de Katia Buniatishvili
Liszt, Chopin y Stravinski

A lo largo del siglo XX, sobre todo en su segunda mitad, han sido muchas las mujeres que, rompiendo con el monopolio masculino, se han alzado como pianistas exitosas, independientes y de renombre. Véase Maria Joao Pires o Martha Argerich. 

Hoy, ya superada la primera década del nuevo milenio, podemos afirmar que estamos también ante el nacimiento de una nueva generación de mujeres pianistas. Sin ir más lejos, en España, tras el vacío que dejó Alicia de Larrocha, contamos ya con figuras como Judith Jáuregui. Aunque el tema de hoy es la intérprete georgiana Katia Buniatishvili, que no solo representa una nueva forma de ver el piano, sino que es reflejo de la cada vez mayor presencia que las repúblicas soviéticas están teniendo sobre occidente.

La cuestión es que Buniatishvili llegó a Barcelona enfundada en un sugerente vestido de lentejuelas negro y dejó sin respiración a todos los presentes (tanto por la belleza de la intérprete como por el complejo repertorio). Katia Buniatishvili bordó Liszt formado por la Piano Sonata en si menor y Mephisto-Valse núm. 1 con una pulsación sublime y una energía sobrecogedora. De igual forma sonaron los tres primeros Scherzo de Chopin y los también tres movimientos de Petroushka de Stravinski. La pianista estuvo espectacular de principio a fin, realizando un fascinante ejercicio de virtuosismo, sentimiento y tacto. Una cita memorable, para el recuerdo. 

Desde ese día, Katia Buniatishvili es, para los barceloneses, Katia.

sábado, 22 de octubre de 2011

Un elisir que enamora

AMICS DE L'ÒPERA DE SABADELL
19/10/2011
L'elisir d'amore
Dir: Rubén Gimeno
Orquesta Simfònica del Vallès
Cor Amics de l'Òpera de Sabadell
Varios solistas


Hacía ya tiempo que estaba con ganas de que comenzase la temporada de los Amics de l'Òpera de Sabadell, cantera de muchas de nuestras voces que permite ver cómo está el panorama lírico de nuestro país. Porque, perdone sr. Mortier, España tiene muy buenos cantantes y precisamente Sabadell sabe apostar por ellos año tras año. Pero vayamos al ajo.

(De izquierda a derecha) Daza, Vélez, Casals y Montenegro
El miércoles los Amics abrían su nuevo curso con la genial L'elisir d'amore de Donizetti. Como sucede en muchos de los montajes de la asociación, todos los cantantes fueron españoles, destacando, sin duda, las voces de los barítonos catalanes Carles Daza y Toni Marsol.

Carles Daza representó un Belcore vigoroso, de grandes aptitudes vocales y un amplio sentido musical que sorprendió con una técnica y un color excelentes, al igual que Toni Marsol, que hizo un alarde de belcantismo y demostró ser un excelente buffo encarnando a Dulcamara.

Los dos grandes roles protagonistas los coparon la canaria Elisa Vélez, como Adina, cuya pequeña voz se mostró correcta, aunque con pocas pirotecnoas y un tanto ausente en los ensembles, y el Nemorino de Albert Casals, que fue calentando la voz a medida que llegábamos al final de la ópera y deleitó estupendamente al público con la célebre romanza Una furtiva lagrima. Eugènia Montenegro se alzó como una grácil y técnica Gianetta .

El director Rubén Gimeno
En el foso, la Orquesta Sinfònica del Vallès estuvo sublime, al igual que el coro, que sacó todo su potencial y sonó con maestría. Por su parte, Rubén Gimeno ha vuelto a demostrar que tiene grandes aptitudes para dirigir ópera y se alza como una batuta firme y con proyección. La dinámica dirección escénica de Carles Ortiz complementó perfectamente la escenografía de Jordi Galobart.

En esencia, se respiró el verdadero ambiente de Donizetti, y es que difícilmente esta ópera puede disgustar a nadie. En Sabadell puede verse hasta el 23 de octubre y después iniciará una gira que la llevará a localidades como Viladecans, Reus, Vic, Sant Cugat y Manresa.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Extraña noche en el Palau

PALAU DE LA MÚSICA CATALANA
17/octubre/2011
Mozarteum Orchester Salzburg
Cor de Cambra del Palau
Dir: Ivor Bolton
Varios solistas

Parece extraño, incluso paradójico, que en un mismo concierto puedas disfrutar al máximo de la interpretación de una obra y, por el contrario, llegar a aborrecer la interpretación de otra. Pues bien, estas cosas pasan, y es lo que se pudo ver el lunes en el Palau de la Música.

Antes de nada, cabe decir que la Mozarteum Orchester Salzburg, orquesta invitada para esta segunda cita del ciclo Palau 100, es una de las más destacadas en repertorio clasicista y estuvo magnífica, de principio a fin.

Sandrine Piau
El concierto se abrió con la popular Sinfonía "Londres" de Haydn, una exquisita muestra de buen gusto que se vio reforzada por los instrumentos originales de la agrupación, que supo extraer la mágica sensación de estar jugando que tanto caracteriza a este periodo. Ahí pudimos ver el genio del maestro Ivor Bolton que, pese a su peculiar forma de dirigir, sabe sacar partido a una orquesta tan brillante como la que dirige.

No obstante, el desastre llegó en la segunda parte, en la que se hizo sonar la Misa en do menor de Mozart, una de las composiciones más profundas del autor austriaco. Pero el problema no residió en el Cor de Cambra del Palau, que hizo un habitual ejercicio de magnificencia en los múltiples pasajes en que cantó, ni en la orquesta, que siguió con la misma magnífica tónica que al principio. Fueron los solistas los que enturbiaron el fantástico ambiente, siendo cada cual más pintoresco, y eso que prometían:

Jeremy Ovenden
Sandrine Piau, conocida por sus colaboraciones con grandes batutas, estuvo realmente decepcionante. Ausente de voz, parecía cantar hacia dentro, incluso angustiaba en ciertas notas altas. Aunque debo admitir que su Et incarnatus est fue emotivo y nada tuvo que ver con el resto.

Por su parte, Veronique Cangemi mostró al mundo cómo no debe cantarse Mozart. Y es que voz tiene, lo que le falta es técnica, tal y como pudimos ver en los compases más rápidos y en la interpretación de florituras. Le venía demasiado grande.

Volví a encontrarme con Jeremy Ovenden, ese tenor del que ya hablé dos entradas más abajo. Pues bien, fui al Palau con la intención de reconciliarme con él y pasar por alto el hecatombre de su paso con la Finta por el Real, pero creo que todavía salí más contrariado. Hacía tiempo que no veía fraseos tan pobres, mecánicos y ausentes de melodía y, me reitero, este señor no tiene voz y, más que cantar, parece que recita. Aparte, en los ensembles no se le oía aunque, en parte, mejor.

Por suerte, sí hay que alabar la breve pero convincente ejecución del bajo Andrew Foster Williams que, aunque solo participó en el único cuarteto de la Misa, lució una brillante y potente voz, así como una técnica concisa, colorista y muy mozartiana.

La Mozarteum Orchester Salzburg

lunes, 10 de octubre de 2011

Un año sin Joan Sutherland


El 10 octubre del año pasado nos dejó una de las voces más increíbles de la historia del canto, la gran soprano australiana Joan Sutherland, conocida como La Stupenda. Pongo aquí un par de vídeos para que disfrutéis recordando a esta descomunal intérprete. 




sábado, 8 de octubre de 2011

Faust y las voces de excepción

GRAN TEATRE DEL LICEU
7/10/2011
Faust (fragmentos) / Gounod
Dir: Pierre Vallet
Orquesta y Coro del Gran Teatre del Liceu
Varios solistas

Creo que la ópera es una disciplina en la que intervienen factores tan distintos como la voz, los decorados, la escenografía o el vestuario. Por eso, jamás fui muy amigo de las óperas en versión concierto, y menos si se trata de una selección de fragmentos. Las cosas como son. Pero reconozco que hay que ser justo y que si de lo que se trata es de ver cosas como lo que se gestó el dia 7 en el Liceu barcelonés, soy amigo de las versiones concierto como el que más.

Faust de Gounod abrió la temporada del Gran Teatre con mucho éxito y con un carácter moderno e innovador ásperamente teñido por los recortes presupuestarios, pero esto es otro tema. Primeramente tengo que hablar de Erwin Schrott, que resultó un Mefistófele de impresionante destreza vocal, divertidisima vertiente cómica y amplias cualidades escénicas. Esto último no solo resaltado por la altura física del intérprete, sino por su contemporánea caracterización con "chupa" de cuero a lo Matrix y sus recurrentes recursos como actor.

En la misma línea, el protagonista de la historia, Faust, encontró en el tenor polaco Piotr Beczala a su mejor aliado. Y es que la flexibilida de este cantante solo se vio truncada en una ocasión en que no escaló bien una nota aguda. El resto fantástico.

Erwin Schrott, un genial Mefistófele
En cuanto a Marguerite, Krassimira Stoyanova hizo del rol un arte en el que todo fue sonido, técnica y un color dignos de la gran intérprete búlgara. Destacó en la famosa aria de las joyas y en la Il ne revient pas, pero también en el terceto Anges purs, anges radieux. Fabulosa.

El baritono Ludovic Tézier, sin igualar la potencia de Schrott, fue un Valentin sobresaliente y Karine Deshayes defendió su Siébel convincentemente. La veterana mezzo suiza Julia Juon apareció para cantar brevemente el personaje de la anciana Martha Schwerlein.

Ahora, siento tener que interrumpir estas idílicas palabras para hacer frente a dos asuntos que no puedo pasar por alto. En primer lugar la coordinación coro-orquesta fue en algunos momentos nefasta, con un coro ralentido y una orquesta rápida. Daba sensación de poco ensayo. En la misma línea, quizás por la caja sonora que lo envolvía, quizás por propios asuntos del conjunto, el coro sonaba insuficiente en algunos pasajes. Si bien no todo es negativo y debo aprobar pasajes como el del famoso coro de soldados. Por otro lado, los solistas también parecieron despegados de la muy discutible batuta de Pierre Vallet. No obstante, esto no obstruye el grueso de la apertura de la temporada 2011/2012, que fue satisfactoria, agradable y divertida.

Bienvenido, Mr. Jacobs

TEATRO REAL
5/10/2011
La finta giardinera / Mozart
Dir: René Jacobs
Freiburger Barochkorchester
Varios solistas

El maestro René Jacobs
A veces parece extraño que los grandes teatros de ópera prescindan de piezas que son joyas de primera línea. Pero el asunto se torna más delictivo cuando hablamos de partituras en las que prima el sello Mozart. Y es que el genio salzburgués escribió óperas más allá de La flauta mágica, Don Giovanni, Las bodas de Fígaro, Così fan tutte o Idomeneo. En total estamos hablando, ni más ni menos, que de 22 composiciones para escena, entre óperas y singspiels (lo que vendría a ser la zarzuela para los alemanes), de las que poco se oye hablar. No obstante, el Teatro Real de Madrid ha roto la extraña rutina y ha programado la maravillosa composición buffa La finta giardiniera. Bueno, mejor dicho, más que programar ha reprogramado, ya que ésta debía haberse realizado el pasado mes de diciembre, pero el elenco de artistas no pudo llegar a causa de aquel sonado volcán islandés que bloqueó el tráfico aéreo de medio mundo.
Sunhae Im

Con esta cita se ha estrenado La finta en Madrid después 200 años. Aunque más allá de este apunte histórico, lo importante es que René Jacobs se ha presentado en el Real para dirigir una fabulosa Freiburger Barochkorchester que no ha defraudado a nadie. Conocidos son los últimos trabajos que el maestro ha realizado con la obra de Mozart en los últimos años, y lo que pudimos ver en Madrid fue asombroso. Un conjunto vivo, armonioso, cálido y conducido firmemente que sonó exuberante junto a las fantásticas voces de los solistas. Aparte, la que se esperaba como una "versión concierto", terminó alzándose en un espectáculo dinámico semi-escenificado, divertido y fresco.

Alexandrina Pendantschanska asumió con convicción el rol de la grácil, vengativa y caprichosa Arminda, que ofreció al público las distintas texturas y matices que su extremadamente vibrada voz posee.
Michael Nagy
Por otro lado, Sophie Karthäuser fue para mí todo un descubrimiento. Esta es una verdadera cantante mozartiana, como las de antes. Suave, melódica y muy elegante.

Como siempre, la irremplazable Sunhae Im destacó no solo por su voz, sino por sus grandes habilidades como actriz y la dulzura que caracterizan a la soprano coreana. Esta chica es todo nervio, positivismo y savoir faire.

El veterano Jeffrey Francis estuvo correcto, si bien no goza ya de la misma potencia del resto de sus compañeros, aunque siempre es un gusto contar con la presencia en escena de un verdadero caballero del canto.

Para terminar, me he tomado el permiso de incluir a Jeremy Ovenden y Marie-Claude Chappuis en un mismo bloque: el bloque de las voces que no destacaron. Ovenden por no tener voz, y Chappuis por desafinar y, pese a su correcta coloratura, tener algunos dejes amanerados. Lo siento, pero el mundo de la ópera es así.

sábado, 1 de octubre de 2011

La OBC brilla en su concierto inaugural

Con este primer texto os quiero dar la bienvenida a este nuevo espacio dedicado a la crítica de conciertos de música clásica. ¡Así que empezamos!

OBC
30 / X / 2011
Obras de Montsalvatge y Prokofiev
Dir: Pablo González
Cor Madrigal y Orfeó Català
Solista: Ewa Podlés

La del viernes fue una noche muy especial ya que se inauguró oficialmente la temporada de conciertos de la Orquesta Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya o, lo que es lo mismo, la OBC. En principio el programa parecía tenerlo todo: buen repertorio, buena orquesta, buen coro y gran solista. No obstante, la sección "gran solista" dejó mucho que desear. Pero analicemos concienzudamente lo que pudimos vivir en L'Auditori barcelonés.



La velada tuvo dos protagonistas: Prokofiev y Montsalvatge. De Prokofiev sonó su Sinfonía "Clásica" y con Montsalvatge entramos en el personal mundo de su Cant espiritual. Para esta segunda obra se contó con la valiosa participación de L'Orfeó Català, entidad coral fundamental en la historia de la Barcelona del XX que dirige Josep Vila y que este año celebra sus 120 años. ¡Felicitats!

L'Orfeó hizo una ejemplar muestra de profesionalidad con la interpretación de la sublime composición de Montsalvatge, nada sencilla dada la complejidad que exigen sus matices, y pieza emblemática para la institución (que la estrenó en 1960), estrechamente vinculada a la represión franquista y los hechos del Palau.

En la segunda parte regresó Prokofiev. Pero en esta ocasión no era ninguna de sus sinfonías, sino su gran obra Alexander Nevsky, compuesta como banda sonora para la película homónima de Eisenstein. Para llevar a cabo esta colosal partitura se añadió a L'Orfeó el Cor Madrigal, otra mítica agrupación vocal catalana. El conjunto fue brillante. La batuta de Pablo González destacó desde los primeros acordes del concierto y se reafirmó como director en la que es su segunda temporada al frente de la OBC.


Pero al final del concierto algo extraño sucedió. Alexander Nevsky tiene en una de sus siete partes un solo para contralto. Y en ese momento se abrieron las puertas y entró en escena la fantástica Ewa Podlés. Una voz peculiar donde las haya y una gran presencia escénica. No obstante Podlés defraudó. Se la veía cansada e interpretó su parte con una voz pobre que nada tiene que ver con lo a que nos tiene acostumbrados. Pero ello no impidió que se llevase todos los aplausos habidos y por haber. ¿Estamos ya ante el final de esta gran figura? ¿O fue solo algo circunstancial? La verdad es que no deja de sorprender que tampoco hubiera bis, por lo que también me quedé con ganas de que cantase alguna aria rossiniana y su intervención supo a poco. Otro día será. Pero bravo por la orquesta y los coros.