jueves, 1 de diciembre de 2011

Mariella Devia triunfa en Marsella

ÓPERA DE MARSEILLE
27/ XI/ 2011
Roberto Devereux (versión concierto)
Dir. Alain Guingal
Orquesta y Coro de la Ópera de Marsella


Mariella Devia
Hablar de Mariella Devia son palabras grandes. La intérprete italiana ha logrado ser una de las mejores voces belcantistas de los últimos tiempos, con una técnica limpia, perfecta y un instrumento que, a sus 63 años, se mantiene inerte al paso del tiempo y es capaz de realizar las virguerías más inimaginables . Así lo ha demostrado durante las cuatro funciones que ha realizado en la Ópera de Marsella con su debutante Roberto Devereux, con el que cierra la Trilogía Tudor de Donizetti, que es, a la vez y oficialmente, el último título que estrenará la de Chiusavecchia (aunque posteriormente me comentó que estaba pensando si hacer o no Norma).

Pero la cuestión es que Devia estuvo soberbia tanto en línea como en color, haciendo alarde de una coloratura de infarto y el uso de un impactante y nítido sobreagudo, marca inconfundible de la casa. Su intervención fue brillante de principio a fin, llegando a sus máximas en la famosa aria Vivi ingrato y el consecuente y apoteósico Quel sangue versato final. Y es que esta señora no da su brazo a torcer y, a lo largo de su trayectoria, ha sabido elegir unos roles, de entre los que destacan Amenaide, Lucrezia Borgia, Constanze o Maria Estuarda, que la han llevado a las cimas más altas del éxito.

El elenco de artistas saludando al final de la función
Compartiendo reparto con ella estuvo Béatrice Uria-Monzon, a quien vimos este verano en Barcelona cantando a Carmen junto a Fabio Armiliato y María Bayo. La mezzo franco-española se hizo perfectamente con el rol y asumió con gran belleza algunos de los complicados pasajes que exige Sara.

El reputado tenor Stefano Secco, con una técnica flamante y una tesitura de escándalo que, en más de una ocasión, levantó la ovación del público, se convirtió en un Roberto Devereux excepcional y digno de figurar en los anales de la historia de la ópera. 

Por su parte, el barítono Fabio Maria Capitanucci dotó al Duc de Nottingham de una sensibilidad y una potencia difíciles de encontrar en las recientes interpretaciones del rol, que cautivó a todos los ahí presentes. 

Ya en menor medida, el tenor Julien Dran defendió dignamente el papel de Lord Cecil y Jean-Marie Delpas fue un correcto Sir Gualtiero Raleigh. 

La dirección estuvo apasionantemente llevada a cabo por Alain Guingal, quien se puso al frente de la implacable Orquesta y Coro de la Ópera de Marsella, y no dudó en dotar de vigor los compases con mayor tensión de la obra.