sábado, 17 de marzo de 2012

Aida hace aguas en La Scala

TEATRO ALLA SCALA
10/ III/ 2012
Dir. musical: Omer Meir Wellber

Dir. escena: Franco Zeffirelli
Orquesta y Coro Teatro alla Scala
Oksana Dyka, Luciana D'Intino, Stuart Neill, Giacomo Prestia, Ambrogio Maestri

Cuando te dicen eso de "La Scala ya no es lo que era" o "La Scala ha perdido mucho nivel" uno piensa que no será para tanto. Por lo menos eso me ocurría a mi hasta que me personé en el célebre coliseo italiano para ver una representación de Aida de Giuseppe Verdi.

Al principio todo pintaba muy bien, ya que el Teatro recuperó la legendaria producción que Franco Zeffirelli hizo en 1963 (un señor montaje) y el reparto vocal tenía buen aspecto con Dyka como Aida, D'intino en el papel de Amneris y Stuart Neill como Radamès.

Sin embargo mi primera sorpresa llegó con la dirección de un Omer Wellber, titular de Les Arts de Valencia, que demostró poca mano con el repertorio verdiano aplicando unos tempos inconexos que debilitaron en muchos pasajes el lucimiento del coro y aplastaron algunas de las líneas más notables de la partitura. De hecho, la sensación fue la que se experimenta en un primer ensayo, cuando todavía los músicos no saben muy bien lo que el director quiere. Como era de esperar el exigente público del teatro recompensó la dirección de Wellber con algún abucheo y algún grito de "vergogna".

Quien tampoco fue muy bien acogida fue Oksana Dyka que, al igual que el resto del reparto, empezó muy desatinada y calentó motores al final del segundo acto. D'Intino, débil y casi inexistente al inicio, resultó ser una gran Amneris de potentes graves, sólidos agudos y bella línea melódica. No podemos decir lo mismo de Stuart Neill, cuya desafortunada interpretación frustró tanto que su Celeste Aida no recibió ni un aplauso. En resumen, solo se pudo escuchar la verdadera obra de Verdi en el último acto, en el que todos parecieron ponerse de acuerdo para hacer algo digno.

Por el contrario, el bajo italiano Giacomo Prestia, que cantó el papel de Ranfis, fue la estrella de la velada, abordando con firmeza y convencimiento el rol de una forma magistral, al igual que el baritono Ambrogio Maestri, un sólido Amonasro.

Especial mención requieren los bailarines, pertenecientes a la compañía de la Scala, que defendieron con éxito su intervención.

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