viernes, 4 de noviembre de 2011

Soberbia Pires

L'AUDITORI
Temporada Ibercamera
3 / noviembre / 2011
Royal Philharmonic Orchestra
Director: Pinchas Zukerman
Solistas: Maria Joao Pires y Pinchas Zukerman

Maria Joao Pires no solo lleva 60 años triunfando por el mundo, sino que tiene la capacidad de llenar una sala desde la primera hasta la última fila. Ayer pude ser testigo de ello en la inauguración de la 28ª Temporada Ibercamera, con un más que abarrotado L'Auditori que se rindió a los pies de la virtuosa pianista lisboeta. 

Maria Joao Pires
El repertorio fue muy interesante, ya que alternó una pieza de cámara con una sinfonía y un concierto para piano. Formas musicales difíciles de ver juntas en los conciertos programados en auditorios de primer circuito. El tema en torno al que giraba, el clasicismo vienés.

En primer lugar sonó la Sonata para violín y piano núm. 1, en Re Mayor, op. 12/1 de Beethoven, que unió por primera vez en un escenario a Pires y al violinista y director Pinchas Zukerman en lo que fue una impresionante e histórica conjugación de matices, técnica y expresividad. Ambos son grandes conocedores de la obra beethoveniana, así como reputados intérpretes de música de cámara, por lo que el éxito estaba prácticamente asegurado.

Pinchas Zukerman
Pero la principal atención de la cita recaía en el segundo número de la noche, el Concierto para piano y orquesta núm. 27, en Si bemol Mayor de Mozart, que recoge algunas de las páginas más bellas de la última etapa del autor. Joao Pires, cuya integral de los conciertos para piano de Mozart es referencial, estuvo impecable y precisa. La solista, que recibió diez minutos de aplausos, tiene el especial don de hacer que sus grabaciones suenen exactamente con la misma precisión que sus directos, convirtiendo el sonido en algo propio que transmite con una sensibilidad y una humildad sobrecogedoras. Quizás por eso es la pianista más admirada de nuestra era. En cuanto a la orquesta, la célebre Royal Philharmonic inglesa, estuvo impoluta, intensa y dialogante con el piano, tal y como debe ser, bajo la batuta de Zukerman.

Tras el intermedio, la formación británica ofreció una segunda parte formada por la Séptima de Beethoven. Un espectáculo de pirotecnia absoluto que iluminó en los movimientos rápidos, en especial el final Allegro con brio, y emocionó con el fabuloso Allegretto, despertando una sincera ovación por parte del público. De regalo, pudimos escuchar Las criaturas de Prometeo, también del genio de Bonn.

¡Felicidades a Ibercamera por su nueva temporada y mucha suerte!

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