miércoles, 26 de octubre de 2011

De Buniatishvili a Katia

L'AUDITORI
20 / octubre / 2011
Recital de Katia Buniatishvili
Liszt, Chopin y Stravinski

A lo largo del siglo XX, sobre todo en su segunda mitad, han sido muchas las mujeres que, rompiendo con el monopolio masculino, se han alzado como pianistas exitosas, independientes y de renombre. Véase Maria Joao Pires o Martha Argerich. 

Hoy, ya superada la primera década del nuevo milenio, podemos afirmar que estamos también ante el nacimiento de una nueva generación de mujeres pianistas. Sin ir más lejos, en España, tras el vacío que dejó Alicia de Larrocha, contamos ya con figuras como Judith Jáuregui. Aunque el tema de hoy es la intérprete georgiana Katia Buniatishvili, que no solo representa una nueva forma de ver el piano, sino que es reflejo de la cada vez mayor presencia que las repúblicas soviéticas están teniendo sobre occidente.

La cuestión es que Buniatishvili llegó a Barcelona enfundada en un sugerente vestido de lentejuelas negro y dejó sin respiración a todos los presentes (tanto por la belleza de la intérprete como por el complejo repertorio). Katia Buniatishvili bordó Liszt formado por la Piano Sonata en si menor y Mephisto-Valse núm. 1 con una pulsación sublime y una energía sobrecogedora. De igual forma sonaron los tres primeros Scherzo de Chopin y los también tres movimientos de Petroushka de Stravinski. La pianista estuvo espectacular de principio a fin, realizando un fascinante ejercicio de virtuosismo, sentimiento y tacto. Una cita memorable, para el recuerdo. 

Desde ese día, Katia Buniatishvili es, para los barceloneses, Katia.

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