sábado, 8 de octubre de 2011

Faust y las voces de excepción

GRAN TEATRE DEL LICEU
7/10/2011
Faust (fragmentos) / Gounod
Dir: Pierre Vallet
Orquesta y Coro del Gran Teatre del Liceu
Varios solistas

Creo que la ópera es una disciplina en la que intervienen factores tan distintos como la voz, los decorados, la escenografía o el vestuario. Por eso, jamás fui muy amigo de las óperas en versión concierto, y menos si se trata de una selección de fragmentos. Las cosas como son. Pero reconozco que hay que ser justo y que si de lo que se trata es de ver cosas como lo que se gestó el dia 7 en el Liceu barcelonés, soy amigo de las versiones concierto como el que más.

Faust de Gounod abrió la temporada del Gran Teatre con mucho éxito y con un carácter moderno e innovador ásperamente teñido por los recortes presupuestarios, pero esto es otro tema. Primeramente tengo que hablar de Erwin Schrott, que resultó un Mefistófele de impresionante destreza vocal, divertidisima vertiente cómica y amplias cualidades escénicas. Esto último no solo resaltado por la altura física del intérprete, sino por su contemporánea caracterización con "chupa" de cuero a lo Matrix y sus recurrentes recursos como actor.

En la misma línea, el protagonista de la historia, Faust, encontró en el tenor polaco Piotr Beczala a su mejor aliado. Y es que la flexibilida de este cantante solo se vio truncada en una ocasión en que no escaló bien una nota aguda. El resto fantástico.

Erwin Schrott, un genial Mefistófele
En cuanto a Marguerite, Krassimira Stoyanova hizo del rol un arte en el que todo fue sonido, técnica y un color dignos de la gran intérprete búlgara. Destacó en la famosa aria de las joyas y en la Il ne revient pas, pero también en el terceto Anges purs, anges radieux. Fabulosa.

El baritono Ludovic Tézier, sin igualar la potencia de Schrott, fue un Valentin sobresaliente y Karine Deshayes defendió su Siébel convincentemente. La veterana mezzo suiza Julia Juon apareció para cantar brevemente el personaje de la anciana Martha Schwerlein.

Ahora, siento tener que interrumpir estas idílicas palabras para hacer frente a dos asuntos que no puedo pasar por alto. En primer lugar la coordinación coro-orquesta fue en algunos momentos nefasta, con un coro ralentido y una orquesta rápida. Daba sensación de poco ensayo. En la misma línea, quizás por la caja sonora que lo envolvía, quizás por propios asuntos del conjunto, el coro sonaba insuficiente en algunos pasajes. Si bien no todo es negativo y debo aprobar pasajes como el del famoso coro de soldados. Por otro lado, los solistas también parecieron despegados de la muy discutible batuta de Pierre Vallet. No obstante, esto no obstruye el grueso de la apertura de la temporada 2011/2012, que fue satisfactoria, agradable y divertida.

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